Antonio Gransci, en su obra epistolar desde la cárcel, analizaba y
teorizaba sobre la necesidad de la unión de la izquierda para derrotar
al fascismo y al capitalismo, tesis granscianas, que hoy vuelven a ser
retomadas por los teóricos de la izquierda en el mundo, y muy
especialmente en nuestro país.
La crisis política, económica y de valores, causada por la
desregulación neoliberal en el mundo y especialmente en la Europa de los
28, por la sumisión de los Gobiernos socialdemócratas y conservadores, a
los dictados del Fondo Monetario Internacional, el Banco Central
Europeo, La comisión Europea y el liderazgo de la Alemania de la señora
Merkel, ha repercutido de forma absolutamente negativa para las clases
populares de la UE, especialmente en Irlanda y los países del Sur
europeo, Portugal, España, Italia y Grecia.
En nuestro país se ha conseguido hacer lo que hace diez años no
parecía posible: han logrado que en el reparto de la riqueza, la renta
del trabajo haya sido superada por la renta del capital en casi 10
puntos porcentuales desde 2008 a 2016, con los últimos Gobiernos del
PSOE y el PP, destacando en los últimos cuatro años, el del señor Rajoy.
Ello ha supuesto el incremento de la desigualdad social, hasta ser el
país europeo, solo superado por Rumania, con un 28,6% de los españoles
en riesgo de pobreza y exclusión social. Todo desoyendo los llamados a
la razón que, economistas de prestigio internacional, hacían en contra
de las políticas de recortes que impedían el crecimiento de la economía,
en los países con menor producto de valor añadido.
Para las elecciones del 26-J Podemos, Izquierda Unida, La Marea
Gallega, En Comú-Podem y A la Valenciana acordaron un programa común. Se
coaligaron en la marca Unidos Podemos para intentar torcer el rumbo
neoliberal y recuperar este país para las clases populares. No pudo ser y
variados análisis posteriores han determinado las posibles causas:
desafección partidaria al programa aprobado entre coaligados, criticas
al pacto con la izquierda de Podemos, falta de tiempo para explicar la
necesidad de la coalición y el programa,…Seguramente, pero la realidad
ha sido que la derecha no dudó en ir a votar de forma unitaria a pesar
de la corrupción, mientras las fuerzas de izquierdas y progresistas
seguían mirándose el ombligo para quitarse las pelusas.
"Con los últimos Gobiernos del PSOE y del PP España se ha convertido en el país europeo, solo superado por Rumania, donde más se ha incrementado la desigualdad social, con un 28,6% de personas en riesgo de pobreza y exclusión social. Hace falta que las izquierdas trabajen unidas para poder cambiar esta realidad.
Después de la defenestración del último secretario del PSOE, por el
peligro que representaba un posible Gobierno pactado con la izquierda
real, evitando la posibilidad de que fuera el nuevo presidente de un
Gobierno progresista, con el apoyo de Unidos Podemos y nacionalistas.
Esto podía haber sido si no lo hubiera impedido el golpe de Estado dado
en dicho partido; golpe llevado a cabo por los valedores tradicionales
del bipartidismo en el PSOE, sempiternos traidores a buena parte de su
afiliación y votantes, engañados siempre enarbolando banderas que jamás
han sentido, me refiero a los González, Rubalcaba, Guerra y demás
dinosaurios, en este caso representados y liderados por la presidenta
andaluza Susana Díaz y con la inestimable ayuda del académico Juan Luís
Cebrián. Es necesario analizar y pensar cuál será la siguiente maniobra
de los mencionados, desde un reestructurado y refundado PSOE.
En dos años, este desmemoriado pueblo, olvidará lo que se hizo en el
PSOE, entre agosto y septiembre del 2016 y plantearán una moción de
censura al nuevo Gobierno del PP, después de darles tiempo para que
terminen de ejecutar las fechorías dictadas por el poder neoliberal
europeo, en perjuicio de las clases populares y así chantajear a Unidos
Podemos y a los nacionalistas de la periferia para que les apoyen y una
vez más, alzarse con el santo y la limosna.
Para prevenir el futuro inmediato es necesario consolidar la
coalición Unidos Podemos, movilizar a la mayoría social y tratar de
sacarla a la calle para que se produzca la toma de conciencia necesaria
(lo que se ha venido llamando clase media es en realidad clase
trabajadora desclasada, gracias a la confusión cultural que padecemos,
nutrida mayoritariamente por jóvenes trabajadores muy cualificados, pero
en empleos precarios. La clase media es la que puede vivir de las
rentas del capital o de su patrimonio, un asalariado/asalariada, sea el
que sea su trabajo y su salario, médico ingeniero, economista, profesor o
bombero, es clase asalariada o trabajadora), para parar las políticas
neoliberales y depredadoras del capital.
Unidos Podemos debe consolidarse, no ya como coalición electoral,
sino como movimiento sociopolítico para cambiar las reglas de juego de
esta sociedad.
Fuente: Radicales Libres
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