Alicia de
Borbón-Parma, su hijo Carlos de Borbón-Dos Sicilias, y dos de los hijos de
este, Cristina y Pedro. Todos ellos en la línea de sucesión de la corona.
Gente encantadora. Capaz de lucir la bandera de España con
escudo o aguilucho, que eso da igual, y, a la vez, hacer un servicio a Suiza,
donde depositan sus caudales. Y es que lo del patriotismo, en muchos casos, es
un disfraz digno de una opereta de Cantinflas.
Su España –que no es la mía--, les sirve. De hecho, mientras
que yo, como jubilado he pagado al Estado por una pensión media, un IRPF de un
20%, a ellos –que para algo son patriotas y aristócratas—Hacienda les ha salido
por un 1,84%. Eso sí, yo sobre una
cantidad irrisoria y ellos sobre algo más de cuatro millones de euros. Ya
saben: Hacienda somos todos. Aunque algunos más, mucho más, que otros.
No tienen vergüenza, pero lo suplen con dinero. Sí, con
dinero que depositan fuera de nuestras fronteras. Ya se sabe España no es un
lugar seguro para ellos y además se pagan demasiados impuestos. Ellos prefieren
Suiza, Panamá, o cualquier paraíso fiscal que para eso están. ¡Faltaría más!
Y se pasean por este país –que creen de su propiedad— y
cagan y mean en él, mientras que se llevan su riqueza –quién sabe de dónde ha
salido--, fuera. Todo ello sin que pase nada. Es más, no se preocupan, saben que
siempre habrá un ministro de que les haga una amnistía fiscal a su medida.
Unan a este grupito, para completar la camada, a la prima de
Juan Carlos, Inés de Borbón que también regularizó gracias a la ayuda de
Montoro y Cía (a la que además utilizaron en la trama Púnica, eso sí, sin que
ella, la pobre, supiera nada), así como a la hermana del rey emérito, Pilar de
Borbón, que, sin querer y sin saber, la pobre tuvo la titularidad de una
sociedad en Panamá, durante cuarenta años.
Alicia de
Borbón-Parma, su hijo Carlos de Borbón-Dos Sicilias, y dos de los hijos de
este, Cristina y Pedro. Todos ellos en la línea de sucesión de la corona.
Gente encantadora. Capaz de lucir la bandera de España con
escudo o aguilucho, que eso da igual, y, a la vez, hacer un servicio a Suiza,
donde depositan sus caudales. Y es que lo del patriotismo, en muchos casos, es
un disfraz digno de una opereta de Cantinflas.
Su España –que no es la mía--, les sirve. De hecho, mientras
que yo, como jubilado he pagado al Estado por una pensión media, un IRPF de un
20%, a ellos –que para algo son patriotas y aristócratas—Hacienda les ha salido
por un 1,84%. Eso sí, yo sobre una
cantidad irrisoria y ellos sobre algo más de cuatro millones de euros. Ya
saben: Hacienda somos todos. Aunque algunos más, mucho más, que otros.
No tienen vergüenza, pero lo suplen con dinero. Sí, con
dinero que depositan fuera de nuestras fronteras. Ya se sabe España no es un
lugar seguro para ellos y además se pagan demasiados impuestos. Ellos prefieren
Suiza, Panamá, o cualquier paraíso fiscal que para eso están. ¡Faltaría más!
Y se pasean por este país –que creen de su propiedad— y
cagan y mean en él, mientras que se llevan su riqueza –quién sabe de dónde ha
salido--, fuera. Todo ello sin que pase nada. Es más, no se preocupan, saben que
siempre habrá un ministro de que les haga una amnistía fiscal a su medida.
Unan a este grupito, para completar la camada, a la prima de
Juan Carlos, Inés de Borbón que también regularizó gracias a la ayuda de
Montoro y Cía (a la que además utilizaron en la trama Púnica, eso sí, sin que
ella, la pobre, supiera nada), así como a la hermana del rey emérito, Pilar de
Borbón, que, sin querer y sin saber, la pobre tuvo la titularidad de una
sociedad en Panamá, durante cuarenta años.
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