¿Breve legislatura y tiempo nuevo?


La inestabilidad del Régimen del 78 no se profundiza por falta de alternativa 

El domingo 23 de octubre se dio la reunión del Comité Federal del PSOE, auspiciada por la gestora y los barones abstencionistas, con la conocida intención de hacer que el organismo máximo entre congresos del partido “socialista” pasase del “no” a Rajoy a la “abstención técnica”. Así fue, de 235 votantes 139 votaron a favor de la “abstención” y 96 a favor del “no” a Rajoy.

Por mucho que el presidente de la gestora, Javier Fernández, dijese en rueda de prensa que “abstenerse no es apoyar” al PP la realidad era que este proceder de los “socialistas” posibilitaba que Mariano Rajoy pudiese formar gobierno. Por lo tanto, la alta institución del Régimen del 78 se puso a funcionar, el rey Felipe VI convocó a los partidos en la Zarzuela y propuso a Rajoy como candidato a presidente de gobierno.

Dado que en la primera sesión de investidura Rajoy necesitaba la mayoría de votos de la Cámara Baja para ser investido presidente, el Comité Federal del PSOE decidió abstenerse sólo en la segunda sesión de investidura con lo que en la primera, la del jueves 27, Rajoy obtuvo menos votos a favor, 170, que en contra, 180. Ya en la segunda votación, la del sábado 29, Rajoy volvió a sacar los mismos votos a favor, 170, pero esta vez fueron más que los votos en contra, 111, por la abstención de la mayor parte del grupo parlamentario “socialista”, 68.

Al mismo tiempo que se celebraba la segunda sesión de investidura se producía en la calle una multitudinaria manifestación, Rodea el Congreso, donde miles y miles de personas coreaban clásicas consignas desde el 15M como “no nos representan”, “le llaman democracia y no lo es”, “PP,PSOE la misma mierda es” y, además, se escenificaba el cabreo de la base electoral del PSOE con carteles con las fotografías de dirigentes del PSOE acompañados, en mayúscula, con la palabra “traidor”, como, por ejemplo, el dedicado al portavoz del grupo socialista en el Congreso de los Diputados, Antonio Hernando, y  de “traidora” para la mismísima lideresa Susana Díaz.

El divorcio entre las instituciones y la calle quedó claramente reflejado tanto por el proceder de sus
señorías como por la no cobertura que los medios “democráticos” le dedicaron a la multitudinaria manifestación. Por ejemplo, tan tarde como a las 23.30 del mismo 29 los periódicos  de masas El Mundo y El País no incluían en la primera página de sus versiones digitales ni una palabra ni una foto de la manifestación mientras le daban cobertura por extenso a la sesión de investidura, y al día siguiente, el 30, había que ir al apartado “España” para ver algo de “información”, que El País rotula con un insulto para la inteligencia de los miles y miles que se vieron allí al poner, debajo del titular, que asistieron “6.000 personas según, la policía”. Por su parte, la 1ª de TVE en el Telediario de las 21.00 del propio día 29 se limitó a dar unas rápidas imágenes y a pasar de prisa y corriendo al viaje de su majestad el rey a Cartagena de Indias, donde asistía a la Cumbre Iberoamericana, mientras que en el informativo de las 15.00 del día 30 la información sobre la masiva manifestación del día anterior fue, simplemente, inexistente.
 
Este proceder no sólo es normal en los medios informativos de masas, controlados absolutamente todos directamente por la gran patronal, a excepción de TVE que está controlada por sus políticos, sino imprescindible para la estabilidad política del Régimen del 78. La gran burguesía, es decir, los propietarios de grandes empresas, están a favor de cualquier cosa menos de la auténtica democracia. Por eso no se pueden permitir que  a través de los medios de comunicación de masas la mayoría social obtenga una veraz y persistente información porque esto fomenta la cultura política y esta no es un producto de su interés.

A pesar de que la alta burguesía controla los resortes de la economía, a través de la propiedad de las grandes empresas,  de la política, a través de sus políticos profesionales, y de la enseñanza, a través del aparato educativo, no puede hacer todo lo que quiere. De entrada, tiene que estar instalada públicamente en el mayor de los cinismos afirmando por activa y por pasiva que está a favor de la democracia, del bien público. Pero esta mentira repetida hasta la saciedad por sus políticos deja de tener una parte de utilidad si existe una crisis económica, si el nivel de vida material de la mayoría social se deteriora en relación al inmediato pasado.

Como estamos inmersos en una crisis económica que lleva, a su vez, a una crisis política, el margen de actuación de los políticos de la gran burguesía se estrecha. Así, el gobierno de Mariano Rajoy sólo podría tener estabilidad parlamentaria destruyendo la estabilidad política. Si bien en la aritmética parlamentaria el PP podría gobernar sin sobresaltos en el Congreso de los Diputados con el apoyo del PSOE el problema  es que si el PSOE hace esto se convertirá en un cadáver político y en las próximas elecciones generales el PP se quedaría sólo ante todos los demás partidos incrementando una inestabilidad política que aceleraría la movilización social.

EL PP es un partido que no alberga contradicciones con la base social que le apoya ya que esta acredita en el modelo de sociedad que el PP representa, la “España negra”. Por la contra, el PSOE es un partido que vive en una contradicción permanente ya que su base electoral es la clase trabajadora pero él es un partido al servicio de la gran burguesía. Recuérdese que el PP de Rajoy ganó las primeras elecciones porque el PSOE post-Zapatero perdió cuatro millones de votos ya que en su segunda y última legislatura el presidente del gobierno, el “socialista” José Luis Rodríguez Zapatero, había empezado a implementar la contrarreforma laboral y acordó con el PP la reforma del artículo 135 de la Constitución por la que el pago de la deuda “gozará de prioridad absoluta”, vamos, que se pagará antes que los salarios y las pensiones.

El PSOE ahora mismo tiene un gran problema político, en rigor insoluble. Para seguir defendiendo los intereses de la gran patronal no puede perder fuerza política pero si ayuda a aplicar las inmediatas medidas económicas –los recortes de Bruselas- que el gran capital requiere irá a parar al basurero político. Si esto se concreta la inestabilidad política del Régimen del 78 será un hecho ya que el PP, aún barriendo a Ciudadanos, es decir, recuperando a todo su electorado, no podría gobernar si no sacase mayoría absoluta.

¿Qué hará pues el gobierno de Mariano Rajoy? ¿Cuánto durará? Va a depender del apoyo del PSOE, un apoyo que Rajoy ya declaró en la propia sesión de investidura que no puede ser para desmantelar lo que él mismo ha construido. Así, mientras la parte “abstencionista” del PSOE le siga prestando apoyo al PP, con todo el maquillaje de cinismo parlamentario que se requiera, Mariano Rajoy seguirá gobernando, es decir, aplicando las recetas de Bruselas. Si el PSOE “abstencionista” flaquea en este trabajo de apoyo a los peperos Mariano Rajoy se verá obligado a convocar nuevas elecciones y a hacer una campaña política radicalizada ya que la “ciudadanía” tendría que escoger entre él y el Diluvio.

Si bien el Régimen del 78 está muy tocado políticamente no está hundido. Y no lo está porque no hay una organización política de masas que tenga un modelo alternativo. Unidos Podemos ha pasado de querer gobernar con el PSOE a verse obligado a decir que será la oposición. Pero lo que menos quiere Pablo Iglesias es cabalgar el tigre social ya que le tiene un pánico atroz. Verdad es que ahora está diciendo que hay que hacer política en el parlamento y en la calle pero el ADN de Unidos Podemos es institucional. La movilización social sólo le interesa para hacer de mediador ante la burguesía, “mira, si yo no gobierno nadie podrá controlar a la masa popular”. Este proceder ya es muy conocido en la Historia y, además, se ha activado  recientemente, sólo tenemos que fijarnos en el caso bien modélico de Grecia donde la Syriza de Alexis Tsipras a pesar de tener a la mayoría del pueblo griego dispuesto a hacerle frente a Bruselas, como demostró la victoria del NO en el referéndum, claudicó ante la gran patronal de la UE.

La gran burguesía española es un vivero de bandidos sociales pero no de idiotas políticos, aunque esto no impide que exista algún que otro exaltado que venga a decir en público lo que todos ellos dicen en privado, que esto es lo que hay y punto. Entiendo que ahora sus lumbreras políticas estarán reflexionando en la dirección de que tal vez hubiese sido mejor haber dejado gobernar al PSOE con Podemos para estabilizar por un tiempo el Régimen del 78. Bueno, se dirán, si hay otras elecciones y el PP no obtiene la mayoría absoluta tendremos que organizar un gobierno democrático, claro que esta vez Unidos Podemos-PSOE, siempre y cuando los chicos de Podemos tengan altura de Estado –que la tendrían- y el PSOE no sea barrido electoralmente, por lo que no es bueno quemarlo en un apoyo desmedido a Rajoy.

Mientras la clase trabajadora, la mayoría de la mayoría social, no sea independiente políticamente de los partidos directos o indirectos de la alta burguesía, se verá zarandeada socialmente de continuo. Así, para salir de la rueda de molino de la política parlamentaria debe de organizar un Frente Anticapitalista  de las trabajadoras, de los trabajadores y de la juventud que luche por tener influencia de masas con un programa sustentado en verdaderas medidas democráticas que por ser inasumibles por la gran burguesía llevarán a ver la imperiosa necesidad de luchar por el socialismo, es decir, por la socialización de la economía,  de la política y de la cultura.

Autor: Antonio Liz

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