Un
 informe reservado del Comité Ejecutivo para los Servicios de 
Información y Seguridad (CESIS), organismo dependiente de la Presidencia
 del Consejo de Ministros de Italia, implico al fascista italiano 
nacionalizado español Carlo Cicuttini, refugiado en España desde 1972 y 
relacionado con la Red Gladio de la OTAN, en la matanza perpetrada el 24
 de enero de 1977 en el despacho laboralista de la calle de Atocha 
(Madrid), que marcó uno de los momentos de mayor tensión en la 
transición española a la "democracia".
 Un informe reservado del Comité Ejecutivo para los Servicios de 
Información y Seguridad (CESIS), organismo dependiente de la Presidencia
 del Consejo de Ministros de Italia, implico al fascista italiano 
nacionalizado español Carlo Cicuttini, refugiado en España desde 1972 y 
relacionado con la Red Gladio de la OTAN, en la matanza perpetrada el 24
 de enero de 1977 en el despacho laboralista de la calle de Atocha 
(Madrid), que marcó uno de los momentos de mayor tensión en la 
transición española a la “democracia”.
Un informe reservado del Comité Ejecutivo para los Servicios de 
Información y Seguridad (CESIS), organismo dependiente de la Presidencia
 del Consejo de Ministros de Italia, implico al fascista italiano 
nacionalizado español Carlo Cicuttini, refugiado en España desde 1972 y 
relacionado con la Red Gladio de la OTAN, en la matanza perpetrada el 24
 de enero de 1977 en el despacho laboralista de la calle de Atocha 
(Madrid), que marcó uno de los momentos de mayor tensión en la 
transición española a la “democracia”.
El citado informe italiano, fechado el 3 de marzo de 1987 y firmado 
por el entonces secretario general del CESIS, Orazio Sparano, señala 
textualmente: “… Para calificar, finalmente “de forma específica la 
propensión terrorista de Cicuttini incluso en aquel territorio [España],
 debiera parecer emblemática su aseverada participación en la conocida 
matanza de cinco abogados sucedida en 1977 en el barrio de Atocha en 
Madrid”. La implicación en el crimen de Atocha de los fascistas 
italianos refugiados en España, apuntada por diversos medios de 
comunicación en los últimos años, no fue considerada, sin embargo, 
durante el juicio celebrado por la Audiencia Nacional en febrero de 
1980.
Carlo Cicuttini, ex militante del neofascista Movimiento Social 
Italiano (MSI) y dirigente del grupo terrorista Ordine Nuovo, fue 
condenado en Italia a 11 años de cárcel por su participación en el 
intento de secuestro aéreo de Ronchi dei Legionari, octubre de 1972, y a
 cadena perpetua por el atentado de Peteano, en mayo del mismo año, en 
el que murieron tres carabineros. Han sido precisamente las indagaciones
 realizadas por el juez veneciano Felice Casson sobre el atentado de 
Peteano las que han permitido conocer la Operación Gladio, un ejército 
secreto formado en los años cincuenta en Italia y otros países de la 
OTAN; en teoría, para hacer frente a una invasión del Pacto de Varsovia 
y, en la práctica, presumiblemente para impedir el acceso de los 
comunistas al poder.
En la localidad de Aurisinal próxima a Peteano, se descubrió, 
casualmente, tres meses antes del atentado, un depósito de armas y 
explosivos que se ha sabido pertenecía a Gladio. El juez Casson 
interrogo a los ex jefes de los servicios militares de información 
italianos, de los que dependía el ejército paralelo, para determinar si 
el explosivo utilizado en Pateano era propiedad de Gladio y si existían 
relaciones entre dicha organización y Ordine Nuovo, autora del atentado.
Las pesquisas judiciales se vieron dificultadas por la negativa 
española a entregar a Cicuttini, al que en Italia se considera máximo 
responsable del atentado de Peteano. Aunque el secretario de Estado para
 la Seguridad, Rafael Vera, firmó en junio de 1987 la orden de expulsión
 de 15 terroristas italianos, incluido Cicuttini, la misma no llegó a 
ejecutarse debido a que éste adquirió la nacionalidad española, tras 
casarse con la hija de un general de brigada del Ejército español. 
 Según la documentación que obra en poder de EL PAÍS, el Gobierno de 
Madrid alcanzó en 1986 un
Según la documentación que obra en poder de EL PAÍS, el Gobierno de 
Madrid alcanzó en 1986 un acuerdo con el de Roma para expulsar a Cicuttini a la República Federal de Alemania, de donde sería posteriormente entregado a Italia, pero dicho acuerdo fue incumplido por la parte española.
Un juez italiano experto en terrorismo, que prefiere mantener el 
anonimato, aseguro a El País que la negativa española a entregar a 
Cicuttini se debería a que “sabe demasiado” en torno a la guerra sucia 
contra ETA, a la que alude el ya citado informe reservado del Consejo de
 Ministros italiano, cuando habla de la “presunta participación de 
extremistas de derecha italianos en las actividades de carácter violento
 contra ETA de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL)”.
Más explícito es un documento confidencial de la Brigada de 
Información Interior, fechado en 1983, en el que se afirma que Cicuttini
 admitió, en el curso de los interrogatorios a que fue sometido tras su 
primera detención, en 1982, haber trabajado para la policía española 
“realizando operaciones en Francia como Grupo Antiterrorismo ETA (ATE), 
tanto de vigilancia y observación de miembros de la izquierda española 
como de miembros de ETA, así como atentados contra estos últimos”.
La extradición de Cicuttini, pedida por Italia en 1983 y 1986, fue 
rechazada en ambas ocasiones por la Audiencia Nacional, por estimar que 
los actos de terrorismo de los que se le acusa tenían “intencionalidad 
política” y, además, se beneficiaban de la amnistía dictada en octubre 
de 1977 para lograr la reconciliación entre los españoles.
“Los apoyos y contactos de los que seguramente todavía hoy goza el 
imputado en ciertos sectores de los aparatos estatales españoles se han 
revelado más fuertes de lo previsto”, escribio con cierta amargura el 
juez Casson en el sumario de Peteano.
La Red Gladio de la OTAN y los ‘años del plomo’
La Red Gladio fue un ejército clandestino creado por la CIA y los 
servicios secretos de los países aliados de EEUU en Europa con el fin de
 realizar actividades y acciones terroristas para combatir el “peligro” 
comunista en Europa.
Era una especie de “Internacional Negra” que realizaba atentados 
terroristas en diversos países de Europa para hacer frente a los 
comunistas y la posibilidad de que estos tomaran el poder.
La Red Gladio se nutrió para sus acciones terroristas de numerosos mercenarios de la ultraderecha fascista europea.
En 1990, Giulio Andreotti que era el primer ministro italiano, 
confirmó que durante el período de la Guerra Fría había existido en 
Italia y otros países occidentales, algunos de ellos adheridos a la 
OTAN, un ejército clandestino bajo el nombre en clave de Gladio. Sus 
revelaciones condujeron a un gran escándalo político, no sólo por 
admitirlo, sino porque él mismo lo había negado en 1974, cuando era 
Ministro de Defensa. En el momento del escándalo que desencadenó 
Andreotti, en 1990, el canal de televisión privado RTL conmocionó a la 
opinión pública alemana al revelar en un reportaje sobre el Gladio que 
ex miembros de la temida Waffen-SS habían sido después miembros de la 
red stay-behind alemana.
Desde el inicio de la Guerra Fría, agencias independientes 
franquiciadas por los servicios secretos de Estados Unidos y Gran 
Bretaña establecieron una vasta red de asesinos a sueldo, grupos 
paramilitares, organizaciones terroristas y depósitos secretos de armas a
 través de toda Europa occidental a las que llamaron stay-behind, que 
era algo así como los ejércitos secretos de la OTAN, “tras las lineas 
enemigas”. La existencia de estas redes de stay-behind de espionaje y de
 injerencia eran un secreto conocido. En 1952, la prensa alemana había 
revelado las actividades de un grupo de extrema derecha, el 
Bundesdeutscherjungend, cuyos militantes fueron armados por los 
servicios secretos de la Alianza Atlántica (OTAN). Su misión era 
preparar el asesinato de los principales lideres de la izquierda en caso
 de una invasión soviética. La OTAN pensaba así contrarrestar el 
establecimiento de un gobierno “títere” impuesto por el Ejército Rojo.
En una operación stay-behind, un país pone operarios u organizaciones
 secretas en su propio territorio, para su uso en el caso de que un 
enemigo pueda invadirle dicho territorio. Si esto ocurre, los operativos
 formarían la base de un movimiento de resistencia, o actuarían como 
espías detrás de las líneas enemigas. Las operaciones en pequeña escala 
pueden cubrir sólo las áreas pequeñas , pero las operaciones stay-behind
 grandes preveian la conquista de países enteros mediante maniobras 
secretas. Durante la Guerra Fría, la Organización del Tratado Atlántico 
Norte (OTAN) y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) patrocinaron las
 redes stay-behind en muchos países europeos , con la intención de 
activarlos en caso de que el país esté tomado por el Pacto de Varsovia o
 si un partido comunista llegó al poder en una elección democrática. 
Según Martin Packard “eran financiados , armados y entrenados en 
actividades de resistencia encubiertas, incluyendo el asesinato , la 
provocación política y la desinformación”. La existencia del stay-behind
 fue oficialmente reconocida en Alemania, Austria (red Schwert), en 
Bélgica, en Dinamarca, en España, en Francia (Rosa de los vientos), en 
Grecia (Vellón rojo), en Italia (Gladio), en Luxemburgo, en Noruega, en 
Holanda, en Portugal, en el Reino Unido, en Suecia, en Suiza y en 
Turquía.
En 1973 el stay-behind controlaba una organización político-militar 
internacional, la logia masónica Propaganda Due (P2), regularmente 
afiliada al Gran Oriente de Italia, que operó en ese país desde 1877 
hasta 1981, se hizo célebre al provocar el mayor escándalo de la 
historia de la República italiana: la P2 salió a la luz pública con las 
declaraciones de Michele Sindona durante el escándalo del Banco 
Ambrosiano, donde el Instituto para las Obras de Religión tenía 
intereses económicos. La P2 también estuvo involucrada en la estrategia 
de la tensión promovida por la Gladio de la OTAN. El objetivo principal 
de la estrategia de la tensión era crear una situación de alarma y 
terror que justificara la instauración de un estado policial y se 
utilizó por primera vez en el atentado de la Plaza Fontana en Milán. Se 
trataba de atribuir la responsabilidad de los atentados a la extrema 
izquierda para deslegitimizar, en el caso italiano, al Partido Comunista
 (PCI) que en aquellos años de la Guerra Fría estaba muy cerca de 
convertirse en el primer partido político italiano. Entre 1965 y 1981, 
la P2 condicionó el proceso político italiano mediante la inclusión de 
personas de confianza de la logia dentro de la Magistratura, el 
Parlamento, las Fuerzas Armadas y la Prensa. Además de operar en Europa,
 la P2 mantuvo actividades especialmente en el Terrorismo de Estado en 
Argentina en las décadas de 1970 y 1980. Fueron miembros del P2, Raúl 
Alberto Lastiri y otros mandatarios como José López Rega, el ministro de
 Bienestar Social, y creador de la organización terrorista Alianza 
Anticomunista Argentina (o “Triple A“). También se extendió a Paraguay, 
Uruguay y Brasil en virtud de la Operación Cóndor, que fue organizada 
por el gobierno de los Estados Unidos.
Fuente: diario-octubre.com
Fuente: diario-octubre.com
 




 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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