CORRESPONSALES DE GUERRA ANTIFASCISTAS EN LA GUERRA CIVIL Julio Antonio Vaquero iglesias
La
Guerra Civil española se
convirtió desde su inicio en un foco de atención mundial como primer
escenario del enfrentamiento entre las
democracias liberales y el fascismo rampante que triunfaba en Alemania e Italia y amenazaba al resto de Europa. No es
extraño, pues, que las principales agencias de prensa y grandes periódicos y revistas de los
países democráticos y de la Unión soviética enviasen a sus
mejores fotoperiodistas y corresponsales
de guerra a seguir el conflicto civil
español. En España se jugaba el futuro del mundo.
La escritora norteamericana Amanda Vaill analiza
magistralmente en este libro, Hotel
Florida , la labor que ejercieron
los corresponsales de guerra
antifascistas en la difusión a todo el mundo del desarrollo del
conflicto a
través de tres parejas; la de los
fotoperiodistas Robert Capa, seudónimo del húngaro André Friedmann y
de la alemana nacida en Polonia Gerrta Pohorylle, conocida como Gerda
Taro; la integrada por del escritor y periodista Ernest
Hemingway y su amante la periodista y escritora Martha Gellhorn; y
la pareja
de censores de prensa extranjera,
unida también por lazos sentimentales, integrada por Arturo Barea y la
periodista austriaca y militante socialista Ilse Kulcsar.
Pero
en torno al detallado análisis
de la actividad periodística y censora e incluso vital y personal de
esas tres
parejas desfilan por las páginas del libro decenas de destacados
periodistas, intelectuales
antifascistas, políticos, militares republicanos y asesores militares y
miembros de los
servicios de inteligencia soviéticos que participaron en la guerra.
Como, por
citar sólo algunos: John Dos Passos, André Malraux, George Orwell, el
corresponsal de The New York Times, Herbert L Matthew, el
general Miaja, Constancia de la Mora, Carlos Contreras, alias Vittorio
Vidali,
el creador del 5º Regimiento (al que
erróneamente, como hoy sabemos, la autora señala como el maquinador del
asesinato del revolucionario cubano Julio
Antonio Mella) el médico canadiense
Bethune quien puso en práctica en el
bando republicano las transfusiones de sangre móviles, salvando
innumerables vidas…
Robert Capa y Gerda Taro cubrieron el conflicto para el diario comunista Ce Soir desde el inicio con
la que fue la fotografía símbolo para todo el mundo de la Guerra Civil, La muerte de un miliciano hasta el éxodo
hacia la frontera francesa de los derrotados republicanos y los campos de
concentración en el sur de Francia. Taro falleció en el frente de Brunete en un
desgraciado accidente, pero Capa llegó hasta el final fotografiando las acciones en los frentes de Teruel, del
Ebro, la caída de Barcelona, el éxodo y
los campos de concentración franceses.
Hemingway vino a España en un momento crítico de su
carrera literaria y no sólo encontró
en nuestra guerra las experiencias que
necesitaba para relanzar su obra creativa (que le valdrían el Premio Nobel de
1954) que culminó tras la guerra con su novela Por quién doblan las campanas, en la que resuenan sus contactos con la unidad de guerrilleros del Ejército de Levante. Pero también nuestra
guerra civil le transformó de un escritor apolítico en un comprometido
intelectual y portavoz de la causa antifascista como prueban sus artículos para la agencia NANA y su
participación en el documental Tierra
española cuyo guion escribió y al
que le puso su voz tras el fracaso de la
primera locución de Orson Welles, documental que tuvo una amplísima difusión en Estados Unidos.
Ese fue también el caso de su compañera Martha
Gellhorn que vino a España tras Ernest y
tratando de alcanzar un nombre en el mundo del periodismo y terminó escribiendo
palabras como éstas: “Lo que ocurre aquí nos concierne a todos los que no
queremos que Mein Kampf
sea la nueva biblia del mundo. España está luchando por todos
nosotros”.
Amanda Vaill ha realizado en esta obra una
reconstrucción minuciosa y fidedigna de la actuación de sus personajes reales
en el contexto de sus biografías y del ambiente cotidiano en que vivieron su
experiencia y labor de corresponsales, de ahí el título del libro: el Hotel
Florida, situado en la calle de Galerías Preciados, donde se alojaron Ernest y
Martha y Capa y Taro arrostrando el peligro de las bombas que los sublevados lanzaban sobre
el Madrid asediado desde el cerro de Garabitas.
Las fuentes del libro han sido
cartas, diarios, memorias, pero también fuentes documentales oficiales,
películas recuperadas, biografías, noticias de la época. Pero no estamos ante
un libro de historia o biográfico, ni está escrito en un registro académico,
sino en clave narrativa, pero sin que sea una novela, sino una eficaz combinación
de géneros que, además, nos proporciona datos inéditos o apenas
conocidos como, por solo citar dos, el
reclutamiento, tras la guerra, de
Hemingway por el KGB con el alias
de ARGOS, el de que la fotografía del
miliciano caído el frente de Córdoba que
se convirtió en el símbolo de la guerra
no fue sino una simulación in situ, pero que
inesperadamente una bala de un francotirador fascista le atravesó el
corazón. Lo que produjo a Capa ciertos remordimientos, pero sobre el que
mantuvo siempre cierta ambigüedad.
Los interesados por la Guerra civil, léanlo. No les defraudará.
(PUBLICADO EN EL SUPLEMENTO CULTURAL DE LA NUEVA ESPAÑA, de OVIEDO)
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