Los devaneos fascistas de una chica liberal

Esperanza Aguirre volvió a demostrar ayer la inexistencia de fronteras ideológicas entre el fascismo y el liberalismo. Si acaso, alguna disputa política o territorial en determinados momentos como la Segunda Guerra Mundial. De lo contrario, sería incomprensible que una chica liberal, culta, educada, demócrata, y hasta condesa consorte, llevara a cabo una defensa cerrada de un preboste fascista, golpista y enemigo de la intelectualidad, como el general José Millán-Astray.

Ya es bastante humillante que España sea el único país de Europa occidental que no ha roto sus amarras con el régimen fascista anterior a su democracia. En otras naciones sería impensable contemplar una “Avenida Adolfo Hitler”, o una “Plaza Benito Mussolini”. Sin embargo, resulta todavía más hiriente que en pleno año 2016, una chica liberal como Esperanza Aguirre siga luchando en las instituciones para que el Ayuntamiento de Madrid mantenga el nombre de la “calle Millán Astrain” (como la propia Aguirre lo llama), en lugar de cambiarlo por el de “Avenida de la Inteligencia”.

Un cambio más que justificado sobre la base de la Ley de la Memoria Histórica, y que además encaja en lo que España debe ser en el siglo XXI, si es que no quiere seguir perdiendo el ritmo del progreso y de la cultura respecto a las naciones de su entorno.

Y es que la nueva denominación que se pretende dar a esta vía pública recuerda aquel triste episodio ocurrido el 12 de octubre de 1936 en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca, cuando Millán-Astray (que es como realmente se apellidaba su amigo, señora Aguirre), secundado por una caterva de fascistas, interrumpió el discurso que allí se ofrecía, al grito de “¡Viva la muerte!” y “¡Muera la inteligencia!”. Miguel de Unamuno, que presidía el acto, respondió que éste es el templo de la inteligencia, y yo soy su sumo sacerdote. Estáis profanando su sagrado recinto. Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis”.

Afortunadamente, en la España de hoy la inmensa mayoría de las personas se posicionarían en esta discusión al lado de Unamuno. Sin embargo, Esperanza Aguirre lo sigue haciendo al lado del que fuera Jefe de Prensa y Propaganda de la dictadura franquista, y procurador en unas Cortes surgidas de un golpe de Estado. Hasta en la Venezuela actual eligen a los parlamentarios mediante sufragio popular, señora Aguirre.

 

Fuente: cronicadearagon.es

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