
Ya es bastante humillante que España sea el único país de Europa occidental que no ha roto sus amarras con el régimen fascista anterior a su democracia. En otras naciones sería impensable contemplar una “Avenida Adolfo Hitler”, o una “Plaza Benito Mussolini”. Sin embargo, resulta todavía más hiriente que en pleno año 2016, una chica liberal como Esperanza Aguirre siga luchando en las instituciones para que el Ayuntamiento de Madrid mantenga el nombre de la “calle Millán Astrain” (como la propia Aguirre lo llama), en lugar de cambiarlo por el de “Avenida de la Inteligencia”.
Un cambio más que justificado sobre la base de la Ley de la Memoria Histórica, y que además encaja en lo que España debe ser en el siglo XXI, si es que no quiere seguir perdiendo el ritmo del progreso y de la cultura respecto a las naciones de su entorno.

Afortunadamente, en la España de hoy la inmensa mayoría de las personas se posicionarían en esta discusión al lado de Unamuno. Sin embargo, Esperanza Aguirre lo sigue haciendo al lado del que fuera Jefe de Prensa y Propaganda de la dictadura franquista, y procurador en unas Cortes surgidas de un golpe de Estado. Hasta en la Venezuela actual eligen a los parlamentarios mediante sufragio popular, señora Aguirre.
Fuente: cronicadearagon.es
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